La primera referencia a una silla se hizo en Egipto hace unos 5.800 años.
Los artesanos egipcios tomaron bancos ya desarrollados, les añadieron un respaldo y nació el concepto de silla.
Al principio se trataba de un simple respaldo, que más tarde se convirtió en un respaldo alto. Fabricada con materiales ricos como el ébano y el marfil, esculpida en madera dorada, con una decoración esplendorosa y pies que recordaban figuras místicas, la silla se transformó en una pieza de arte, al tiempo que cumplía una función.
A lo largo de los años, la silla fue evolucionando, y entre 2040 y 16040 a. C. se fabrican las primeras sillas tapizadas, que las hacen más cómodas.
Años más tarde, surge el sillón que aporta aún más comodidad.
Con la Revolución Industrial, que tiene lugar a finales del siglo XIX, se produce un punto de inflexión en cuanto a la producción en serie. La silla muy ornamental queda atrás y cobra vida la silla funcional. Es entonces cuando empiezan a surgir las primeras fábricas de sillas.
Antes de la Revolución Industrial, la silla era un objeto símbolo de estatus y dignidad. Después, se convirtió en un objeto sencillo y funcional.
Hoy en día, las sillas se fabrican en todo tipo de materiales, siendo los más comunes las sillas de madera, plástico y metal.
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